Terapia del Alma

¿Qué es el alma? Podríamos enmarcarlo en una palabra “la esencia de la vida”. Sin alma no tiene sentido la vida física, sin alma no seriamos persona. Todo cobra sentido cuando el alma se une a la persona física, sus pensamientos, su inteligencia, sus comportamientos, etc. Los maestros jasídicos entienden el alma en cinco nombres; Nefesh es el alma como motor de la vida física. Ruaj es el ser emocional y la personalidad. Neshamá es el ser intelectual. Jaiá es el ser supra-racional, la voluntad, el deseo, el compromiso y la fe. Iejidá connota la esencia del alma, la unidad con su fuente, la esencia singular de Dios. No confundir el alma con espíritu El espíritu es la parte divina, inmortal y eterna, la chispa divina o emanación de Dios, que portamos en lo más profundo, de nuestro ser y es la que nos conecta con la fuente. Nuestra alma se activa con la energía del espíritu que energiza la materia, el alma es animal y es la manifestación del cuerpo, es la inteligencia, es el uso de la mente, es la sabiduría, es el conocimiento, es la identificación astral, es la luz y como tal nuestra alma se tiene, viene con nosotros desde la gestación. El alma es formada en los reinos espirituales, donde adquiere su identidad y misión distintiva. Para cumplir esa misión es enviada al reino físico, investida dentro de una Alma Animal y equipada con un cuerpo físico. Nacemos sin conocimiento de todo lo que traemos y a que venimos. Aquí el Alma Divina es desafiada por las conflictivas necesidades y deseos de la Alma Animal. Empezamos a despertar cuando empezamos a recordar nuestro espíritu y queremos saber nuestra misión de vida.